12 de mayo de 2017

Asociaciones, estructura interna y relaciones en el tejido social

Este artículo es continuación (nº 6) de los publicados a partir de del libro: Desde las Asociaciones de Vecinos al 15M y las mareas ciudadanas [breve historia de los movimientos sociales]. Editorial Dykinson. 2016. Es una revisión y actualización de lo publicado en un apartado del Capítulo 1.5.

Los elementos del tejido social de una comunidad concreta (sus personas, colectivos, activistas, líderes naturales…) se relacionan entre sí establemente, con conexiones y desconexiones que forman redes de relación. Estas relaciones son muy intensas en algunas zonas de la malla de la red social, mientras que son escasas, casi inexistentes en otras.
En el tejido asociativo, constituido por las organizaciones formales y que no se debe confundir con el anterior, las personas que participan en asociaciones lo hacen de diferentes formas y por diferentes causas, desarrollando diferentes “papeles”. En las asociaciones y organizaciones sociales habitualmente distinguimos entre “dirigentes” (de la Junta Directiva u otra denominación) y el resto (socios, voluntariado, etc.). Pero analizándolo con más detalle podemos distinguir tres tipos de participación:

1- El grupo dirigente, denominado “Grupo Animador Formal Ideologizado” (GAFI) según la terminología de Villasante, al que simplemente le llamaremos “Grupo Formal” (GF): personas que están en la entidad por motivos principalmente ideológicos (querer cambiar la sociedad, objetivos a largo plazo). En los años 70 y 80 del pasado siglo mayoritariamente eran personas con una ideología proveniente del comunismo, del socialismo o del cristianismo (cristianos de base). También, en las décadas siguientes, desde el feminismo y el ecologismo. Pero, ya desde los años noventa, también por nuevas ideologías o, mejor dicho, por nuevos marcos ideológicos de referencia. Estos “marcos” nos sirven para analizar e interpretar la realidad concreta y también han sido denominados o considerados como ideologías abiertas, flexibles, o de un nuevo sincretismo ideológico, como ha ocurrido con marcos ideológicos como el ecosocialismo o el ecofeminismo.

Así se ha impregnado ideológicamente a los nuevos movimientos de solidaridad internacional, el comunitarismo (que impulsa el desarrollo comunitario local), el pacifismo, movimientos pro derechos humanos, de defensa de las minorías y, posteriormente, por una nueva mezcla de éstas, como se da en los movimientos “antiglobalización”, altermundistas o por una justicia global. También en movimientos de defensa de las libertades individuales, como el LGTB, e incluso provenientes de ideologías neoliberales y religiosas que irrumpen creando nuevas entidades y nuevos movimientos sociales conservadores o reaccionarios, como los movimientos contra el derecho a la interrupción del embarazo, racistas, a favor de la pena de muerte, etc.
2- Los Sectores Activos (SA), formados por personas que les mueve a afiliarse intereses más inmediatos y en los que se mezclan la vocación de “líder natural”, con el tener conocimientos, “estudios”, tener principios o valores de solidaridad, ser una persona activa del micro-barrio o comunidad… “Sectores Informales Activos Comunicadores de Estereotipos (SIACE)” en la terminología de Villasante. También puede ser por tener un afán de protagonismo, por “querer figurar” o destacar, motivo para estar entre los SA o GF.
3- Y, finalmente, está el resto de las personas que sólo puntualmente participan en la asociación, estén afiliados a ella o no, y que denominamos Base Social (BS) o, de forma más amplia, Base Potencial, para referirnos a esa red de simpatizantes, amigos o vecinos que puntualmente pueden formar parte de la entidad o colaborar con ella. “Bases Informales con Potencialidad Social (BIPS)”, en Villasante.
El jugar un papel u otro en una organización es cambiante y depende de muchos factores. Cada persona interpreta diferentes personajes según las situaciones. También en las asociaciones: uno puede pertenecer al grupo formal de una asociación de vecinos y ser “base social” de un sindicato, al que sólo se liga por estar afiliado, aunque sus motivos de partida para afiliarse sean diferentes al que solo lo hace para obtener un servicio del sindicato.
Estas situaciones de interpretar diferentes papeles según el sitio en que se está son más comunes en las sociedades complejas, en el sistema democrático formal moderno, con una democracia predominante “de representación”, con elección de representantes que interpretan sus papeles como su propio nombre indica, y donde los mecanismos de democracia directa y participativa son minoritarios.
Del análisis realizado, en asociaciones de carácter local, se deduce que toda asociación formal está inmersa en un tejido social determinado, suele participar de hecho en un tejido asociativo de su territorio y, normalmente, está inscrita en una entidad coordinadora o federativa.
Estas tres diferentes formas de relacionarse tienen repercusión, de diferente manera, en su vida como entidad. Las tres esferas de relación (tejido social, tejido asociativo de un territorio y coordinación formal) pueden estar separadas o, por contra, entremezclarse o, incluso, entrar en confrontación unas con otras.
En el tejido social se establecen muy diferentes formas de relación: el grupo formal ideologizado (GF) suele ser una parte o casi coincidir con la junta directiva de la asociación, la más activa. El sector activo (SA) está formado por las personas de la Junta Directiva con menor objetivo ideológico y por los más activos de la asociación (grupos o equipos de trabajo, responsables de programas o secciones, activistas…).
También se utiliza, dentro de las entidades sociales, otras denominaciones para distinguir el grado de compromiso con la organización:
- dirigente (grupo formal),
- cuadro, activista, militante (sector activo),
- afiliado, cotizante, socio, “voluntariado” (base social),
- simpatizante (base potencial).
Cada uno de ellos, por las tareas que realiza, está formalmente incluido en el grupo que tiene más abajo. Los miembros del Grupo Formal son también cuadros de la asociación a la vez que todos son socios y voluntarios (aunque el término “voluntariado” se utilice a veces sólo para definir a los que no son socios, o a los que no tienen responsabilidades, lo que considero un error).
Estas personas, de GF, SA y Base, pueden además estar relacionadas entre sí por tres tipos diferentes de lazos: de amistad, familiares (de parentesco) y económicos, además de los ideológicos ya citados, que se entrecruzan, suplementan o chocan entre sí.
Así también se utiliza, dentro de las entidades sociales, otras denominaciones para distinguir el grado de compromiso con la organización:
- dirigente (grupo formal),
- cuadro, activista, militante (sector activo),
- afiliado/a, cotizante, socio/a, “voluntariado”, colaborador (base social),
- simpatizante, destinatario directo,... (base potencial).
Cada uno de ellos, por las tareas que realiza, está incluido en el grupo que tiene más abajo. Los miembros del Grupo Formal son también cuadros de la asociación a la vez que todos son socios y voluntarios. Aunque el término “voluntariado” se utilice a veces sólo para definir a personas que no están asociadas, o a los que no tienen responsabilidades internas (que yo considero un error).

Grupos internos en una asociación y papeles que desempeñan

GRUPO FORMAL




Estas personas, de GF, SA y Base de una asociación u organización social, pueden estar relacionadas entre sí por diferentes tipos de lazos. En las asociaciones de ámbito local concreto se crean redes por diferentes tipos de relación, especialmente de:

  • de amistad y vecinal;
  • familiares (de parentesco);
  • económicas,
  • culturales,
  • y las redes de carácter ideológico.
Todas se entrecruzan, suplementan o chocan entre sí. Cuando analicemos las evoluciones de las asociaciones en las diferentes décadas veremos que GF, SA y BS van cambiando su composición (por ejemplo los GF cada vez son menos numerosos) y que también han surgido conflictos internos en que se han mezclado las raíces político-ideológicas con las culturales, de amistad, etc.
Utilizamos en esta obra indistintamente el término comunidad de vecinos o barrio (o microbarrio, pueblo,...) para referirnos a unidades territoriales “naturales”, en el sentido de que sus habitantes tienen una percepción directa de su unidad, separada de otros por barreras urbanas, con hitos y puntos de referencia. Normalmente son unidades más pequeñas, de menos de 5.000 habitantes, que los barrios administrativos o distritos municipales de las grandes ciudades. Y es donde se han creado la mayoría de las asociaciones, con base territorial local, en las primeras décadas democráticas modernas: vecinales principalmente, pero también las culturales, juveniles, de madres y padres de alumnos/as (AMPAS), etc.




[En próximas entradas de este blog seguiremos publicando algunas partes significativas de esta obra. Las referencias bibliográficas completas figuran en el último capítulo del libro]

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